“Odiseo también regresó”, poema de Xrisí Tefarikis.

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“Odiseo también regresó”, poema de Xrisí Tefarikis.
Una odisea dedicada a Henzo Lafuente

La primera Odisea fue cantada por los antiguos griegos hace miles de años atrás hasta que el gran Homero las versificó. Desde entonces se utiliza el vocablo Odisea como sinónimo de salvar muchos escollos para alcanzar una meta. Así fue la vida del personaje homérico que tardó veinte años en regresar a su patria después de ser artífice de la estratagema con la que los griegos sitiaron el reino de Troya. Para reconquistar a la bella Helena, los aqueos tardaron diez años. Pero Odiseo había nacido con muchos privilegios: belleza, gran inteligencia, astucia, poder, excepcional esposa, excelente hijo, nobles y reales padres, siervos fieles y leales. Entonces los dioses del Olimpo decidieron darle una lección para que comprendiera que en la vida nada es gratuito…Y le impusieron todo tipo de impedimentos para regresar a la isla de Ïtaca donde era amo y señor. Allí le esperaban su esposa Penélope, su hijo Telémaco y su padre, Laertes. Diez años tardó Odiseo en su lucha con la vida para poder llegar sano y salvo a su patria. Para ello tuvo que librar las más feroces e intrincadas trampillas y estuvo a punto de perder la vida en más de una ocasión. Además tuvo que sortear varias tentaciones femeninas ya que bellas y poderosas féminas lo querían conservar en su territorio. Pero Odiseo tenía valores y principios intransables por lo que a pesar de las discolías y tentaciones, logró vencerlas. Así eran los antiguos griegos: además de convivir entre ellos debían hacerlo con sus dioses caprichosos, que tenían las mismas virtudes y defectos de los humanos. También en “Edipo Rey” vemos las enseñanzas del destino o de los dioses cuando nacía un ser humano chorreado de dones que termina siendo un trágico. “Ni mucho ni tan poco” parecía ser la clave para la Armonía de los antiguos helenos.

Los griegos modernos han sido protagonistas de numerosas hazañas al estilo del Odiseo homérico para poder sobrevivir. Grecia es un país pobre, sin mayores recursos económicos, que ha vencido la pobreza y el subdesarrollo gracias a la innumerable cantidad de habitantes helenos que tuvieron que emigrar de allí después de la Primera y Segunda Guerra Mundial, además de la guerra Civil de 1949 y la catástrofe de Esmirna en 1922 Estos, desde sus nuevos países de origen, enviaron siempre remesas de dinero a la Madre patria… Hasta la fecha, el mayor ingreso económico que percibe Grecia es el dinero que envían los griegos desde el extranjero.

Entre esos griegos que salieron de su suelo y no regresaron están mis abuelos y mi padre quienes jamás cortaron el vínculo con sus orígenes, a pesar de que sus tierras fueron expropiadas en Asia Menor (Cannakale y Esmirna).

Hace casi veinte años escribí un poema titulado “Odiseo también regresó” para responder a la inquietud de una coreógrafa extranjera radicada en Chile que deseaba conocer el contenido de unos canciones tradicionales griegas interpretadas por Irene Papas acompañada de una maravillosa música de Vangelis. Como me di cuenta que el contenido de las letras de las canciones por Papas no iban a servir para montar un ballet, escribí este poemita que contenía la historia de mi abuela materna, Xrisí Kejayá de Almallotis a modo de “Dance Theatre”. Bueno, lo que ocurrió con mi escrito y el ballet montado con el nombre “Odas, Odiseo también regresó” es una Odisea que no me gusta rememorar. Los dioses me castigaron muy mal por los pocos dones que me habían otorgado…Y hace un mes atrás, para el Aniversario del Día de la Independencia de Grecia, mi ex-alumno y actual editor y propietario del sitio en el que colaboro www.apocatastasis.com- me propuso que transcribiera el poema “Odiseo también regresó”.

Este es mi homenaje para este gran helenista y compañero de aventuras en el ámbito literario, Henzo la Fuente, quien me hizo sacar a relucir nuevamente esta historia y en especial, este poema, al que tenía castigado en el último rincón del desván. Sin embargo, la semana pasada, mientras buscaba un libro perdido apareció “Odiseo….” Y pensé que tenía ganas de salir de su oscuro rincón. Esos son los milagros que se logran gracias a las amistades. La fuerza de la mente es poderosa…

Santiago, 30 de Abril 2007. Xrisí Tefarikis Almallotis.
“Odiseo tambien regresó…”

Por Xrisi Athena Tefarikis © 2007

IXrisi Kejaya de Almallotis, en cuya historia se basa el poema ‘Odiseo también regresó’

Mi pelo encanecido ha blanqueado mucho
Y me recuerda ese navío albo
Que tanto tardó en traerme a estas tierras lejanas,
Tan lejanas y distantes que entonces parecian medir desde
El cielo hasta mi tierra de origen.

¿Sería dios o yo misma la que decidió emprender
Este largo viaje? ¿herencia de Odiseo o de mi trazado destino de viajar y sembrar semillas de mi raza,
De mi herencia helenica,
En un tan apartado lugar de este mundo que gira…?

Atrás deje mi solitaria aventura
Impulsada por encontrar un lugar. Mi lugar y mi futuro
…En otros mares…en otras tierras,
Pero ahora quiero escudriñar en mi alma
¿Por qué abandone mi patria?
Ya no lo recuerdo. Soy una anciana extranjera
En un continente nuevo.Y quisiera recordar con nitidez,
Sin pasión ni emoción
¿Por qué estoy aún aquí?

II

Mi primer viaje no fue voluntario.
Mi familia, la de entonces, madre, dos hermanas
Y Giorgos, el menor, nuestro protector.
Tuvimos que abandonar nuestras viñas y arrancar
De nuestro terruño:
Los griegos ya no tenían sitio en las legendarias
Tierras bizantinas.
Ese fue nuestro primer viaje.
Cargábamos dolor y desaliento
De nuestro milenario Bósforo y Troya antigua.
Para refugiarnos en la convulsionada Grecia
Donde la pobreza asolaba a sus habitantes.
Cargamos solamente unas mínimas prendas
Para poder huir con vida.
Sólo los íconos y pequeños recuerdos
Logramos esconder como tesoros.
¿Qué nos podía ofrecer la grecia de aquel entonces?
Nos recelaban como extraños.
Debían compartir sus escasos alimentos
Y viviendas mínimas para sobrevivir.
Llegamos a Kerkira con nuestra nostalgia a cuestas.
Vivimos con la humildad de los despojados
Para asimilarnos a una tierra sin esperanza y sin recursos.
También surgio el amor y luego se desvaneció.
Mi grado de maestra no era requerido.
Éramos inmigrantes en la propia Grecia.
Mis hermanos, mi madre y yo almacenábamos energías interiores.

Stella, la más hermosa y dulce de mis hermanas se desposó.
Partió rumbo a la América del norte.
Desde allí me alentaba para que trabajara como maestra
En una tierra de esperanza,
¡Una esperanza! Por fin llegaba mi turno de ser feliz.
¡Maestra, mi vocación; mi hermana Stella/ y aquietar
La afliccion económica de mi familia/ después regresaría.

III

Surgió una proposición matrimonial
A mí, ni tan joven ni menos bella.
Pero acaté el consejo de mi hermano
Que con tanto esmero cuidaba de nosotros,
Y formalicé mi boda.
Y partí con mi esposo/ al lugar más alejado de grecia.
El sagrado rostro de mi madre
Lloraba por dentro y sonreía en mi presencia.
La animaba la esperanza de que estaría protegida
Por un esposo y viviría en tierras nuevas y promisorias.

IV

Viajé en ese velero blanco con mi flamante esposo
Sin saber cómo/ ni dónde llegaríamos.
Mi corazón se retorcía entre recuerdos
Y dolor por un pasado que había llegado a su fin.
Nunca regresé/ sólo algunas cartas.
Escasas./ y mis sagradas remesas de dinero.
Eso me confortaba en parte hasta que nació…
Una hija. Mi hija. Un milagro en la edad madura.
Era bella, era alegre y
Vivió un mundo mejor.
Su vida fue la mía
Y sus hijos como flores de primavera.
Me amaron y yo los adoré
Como un obsequio del señor.
Dios no se conformó y me envió otro regalo.
Mi hermana stella vino a visitarme después.
Cuarenta años de ausencia/ fue como revivir.
Nunca me quejé de mis ausentes.
La vida me enseñó a ser estoica,
Y agradecida de las pocas cosas hermosas.

Pero la nostalgia de mi madre fallecida…
También murió Stella y Giorgios. Y añoraba ver a Calíopy.
Mi alma comenzó nuevamente a sangrar
Y fue como esas heridas que no cicatrizan jamás.

V

Una noche de julio, durante la madrugada,
Decidí ponerme mi vestido blanco de seda,
Bordado en mi juventud.
No necesité ni barco ni velero, ni avión.
La fuerza de mi nostalgia,
El extraño poder de mis raíces más profundas
Que siempre cautelé sola, siempre sola,
Me hicieron retornar a Grecia.
A mi tierra.
Allí estaban todos:
Stella y Giorgos y mi madre. Todos vestían
De blanco, de blanco para celebrar nuestro reencuentro.
Solo Calíopy, entre medio del jolgorio, nos observaba de lejos.
Y también de cerca, Calíopy.
Odiseo también regresó.